Mi Barcelona

Regalos insignificantes,
como un beso
en un momento inesperado,
o un papel escrito a las apuradas,
pueden ser valorados 
más que una joya.

                                       Julio Cortazar



Mi Barcelona, vista con mis ojos,
Voy a contar, una pequeña parte de mi vida, vivida ayer...

Pasaban cuarenta minutos de las dos del mediodía, necesitaba irme, perderme en algún lugar donde nadie fuera capaz de encontrarme. 
Me subí al tren que me llevaba a Barcelona, a golpes de bajos y hip hop me pasé todo el camino, la nostalgia obviamente surgió cuando me acercaba a Terrassa. Pasaron las estaciones, cada vez mas gente, cada vez mas aglomeración de personas en los vagones, tenia intención de para en Arco del triunfo, pero me bajé en Sagrera. Tenía ganas de evadirme de todo, de caminar por caminos desconocidos para mi. Seguía la música en mi auricular, y mi cabeza poco a poco buscando la inspiración, ese chute de energía que me hace falta para vivir, para ser yo mismo. 
He de decir, que estoy enamorado de esta ciudad, se que no es la mía, pero la llevo siempre en el corazón. Cada vez que voy me ofrece una cosa distinta, un aire nuevo, otra perspectiva. 

Mis pasos seguían hacia delante, me paré en un banco normal, de una calle metropolitana de la ciudad. Observando a parejas de la mano, gente discutiendo, niños corriendo, patinetes eléctricos a toda velocidad por el carril bici. Bicicletas rojas, bicicletas sin frenos... Gente de lo mas vario pinto. Miradas perdidas, que bajo el sonido de unos cascos se aíslan del resto del mundo, eso es una ciudad grande, un lugar con muchas viviendas y muchas personas de todo tipo. El aislamiento en esos casos es mayor, que la persona que reside en una ciudad mas pequeña donde mas personas se conocen. Es mi punto de vista, no soy un experto, solo un poeta.

Continué mi marcha, llevaba ya cerca de cinco kilometros caminados y me faltaban dos para llegar a plaza Cataluña. Anoté pensamientos, y dibujé unos caratulas casi irreconocibles, pero era lo que en ese momento me pedía el alma. Seguí caminando, dos chicas me pararon, para que les ayudara. Mi instinto de localización es bueno y no tardé en acompañarlas hasta su destino dos calles mas arriba, hacia donde yo me dirigía. Una vez de vuelta a mis pensamientos, Arce seguía sonando... La humedad era palpable en el ambiente, las altas temperaturas, hacían que mis poros extrajeran sudor. Crucé Portal del Ángel, luego encaminé hacia Plaza Cataluña, mi estación. 

Me volví a subir al tren, esta vez de vuelta, porque no decirlo, volví a sentir la nostalgia esa al pasar por dicha ciudad. Cuando llegué a Manresa, había oscurecido. Mi alma estaba sonriente, me sentía bien, había disfrutado de todo, de cada olor, de cada ruido, de cada mirada... 

Posdata; Ha veces perderse es la mejor forma de encontrarse. Sentirse vivo...






En busca del verso mas profundo, me bajé en tu estación

Creador del Sueños








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