Aquella noche de enero

La noche era fria pero cargada de intenciones. Un escalofrío me recorrió el cuerpo al entrar al coche. Supongo que era por el frío o por las ganas de volver a sentir su piel.
Cuando la ví un mar de sensaciones volvió a recorrer mi piel. Su sonrisa supongo que fue lo que hizo calmar los nervios del principio. He de reconocer que aún me pongo nervioso, poco antes de una cita. Y aunque ya nos habiamos visto mas veces, el sentir sus labios pegados a los míos me reconforta, me hace sentir bien.

Aquella noche prometía, mi cuerpo tenia ganas de bailar y sentirse libre, asi que la llevé a bailar, mis manos la llevaban de aquí para allá.
Las horas fueron pasando, y de ahí fuimos a otro lugar mas apartados, donde fuera de curiosos y de mirones, eramos ella y yo.

La habitación no muy bien decorada, pero con la luz justa para que se encontraran nuestros ojos. Muchas horas por delante, donde mis manos recorrían su cuerpo explorando cada centrimetro de su bonita piel... Las caricias, los besos pasaron a ser parte del juego, en el que el azar nos volvió a ganar...
Los gemidos, el sexo, el vicio de sentir que aquello no tenía fin... Abrazados el uno al otro, acabamos contemplando el amancer que se habría paso entre las ventanas, los dos callados, mirandonos sin decir nada... La despedida de un beso tras otro...

Creador de sueños

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